Para realizar una adecuada intervención temprana del niño debemos de hacer una evaluación minuciosa de
todas las áreas del desarrollo de manera anticipada y tomar en consideración
los signos de alertas. Uno de los test más utilizados en Terapia Ocupacional
Pediátrica para realizar inventarios del desarrollo es el Test de Tamizaje del
Desarrollo Denver II, que evalúa niños desde 1 mes de nacido hasta los 6 años,
en cuatro áreas importantes que son personal-social, motor fino adaptativo,
lenguaje y motor grueso. Para complementar la información dependiendo de la
edad del niño utilizamos otros test, como el Test de Integración Visomotriz,
Razonamiento Clínico de Integración Sensorial, Observaciones del desempeño de
habilidades de la motricidad fina. Una vez recabada la información de manera
adecuada sobre signos de alertas y puntos fuertes, se procede a realizar el
programa de intervención temprana directo sobre las necesidades del desarrollo
del niño para evitar dificultades posteriores en las áreas del aprendizaje
(lectura, escritura y matemáticas).
En algunos niños con riesgos de
dificultades en el aprendizaje observamos características como: niños muy
pasivos en sus movimientos, niños con exceso de movimiento, o niños
descoordinados en sus actividades motoras generales. En cuanto a la motricidad
fina podemos observar en algunos niños dificultad en la manipulación de objetos
al jugar o al usar herramientas, dificultad al utilizar ambas manos en una
actividad como en el recorte, armar y ensartar, un coloreo en varias
direcciones y sin respetar los contornos en edades que ya esto no debería de
ocurrir, retrasos en el agarre del lápiz o crayón, un bajo tono muscular en
manos lo cual afecta la coordinación, poco control postural que puede afectar
la posición de sentado para atender y concentrarse en un trabajo en mesa, poco
dominio o confusión en las lateralidades del cuerpo lo cual afecta las
direccionalidades de las líneas al realizar las figuras geométricas. En cuanto
a las actividades cognitivas podemos encontrar niños con poca capacidad de
atención y concentración, niveles de alertas muy altos o muy bajos lo cual
afecta la capacidad de asimilar la información en el salón de clases,
dificultades en las áreas perceptivas visuales responsables del aprendizaje de
la lectura (niños que invierten números, confunden letras o no graban
visualmente una frase completa del tablero para ser copiada en el cuaderno),
capacidad de recordar la información a través de la memoria, o dificultad para
recordar un ejercicio estudiado y para utilizar la información en un momento
determinado de la vida que se necesite. Desde el punto de vista del lenguaje
observamos signos de alerta en la capacidad de pronunciar y articular las
palabras de acuerdo a su edad de desarrollo, la capacidad de comprender órdenes
comunes de ejecución, la cantidad de palabras que maneja de acuerdo a su edad,
si presenta o no buen lenguaje espontaneo propio de sus ideas.
Es importante el trabajo en equipo
con otros especialistas formados por: Psicología, Psicopedagogía, Estimulación Temprana, Dificultades del Aprendizaje, Fonoaudiología, Terapia Ocupacional,
Pediatría, NeuropediatrÍa y Neuropsicología, y realizar las referencias propias
a cada área según la necesidad. Es importante también tener en consideración las
preocupaciones de los padres, guiar y orientar a la familia en el proceso de
intervención de sus niños, brindar apoyo a las escuelas y maestros en los casos
que se amerite, ser facilitadores y guías del procesos de desarrollo y
aprendizaje que el niño debe de pasar.
Para ampliar la información visita www.citaprendizaje.com
Para ampliar la información visita www.citaprendizaje.com
Realizado por: Jorge E. Martínez A.
Terapeuta Ocupacional
Neurorehabilitación Pediátrica, Integración Sensorial y Psicopedagogía con énfasis en Dificultades del Aprendizaje.